PERUANOS

No fue necesario solicitar al versado colega Gaspar Aníbal Noguera que revisara su voluminosa “Memoria Deportiva”, secuencia diaria de la audición de Corporación Deportiva Fénix, sino echar mano a la memoria viviente de Pedro García y confirmar que Mario Gonzáles Benites, para más precisiones, dirigió en Paraguay varios clubes destacando su presencia en Sol de América, Cerro Porteño, Tembetary y River PLate, dejando una grata impresión y el respeto de la afición guaraní.

Una de sus particularidades radicaba en su apego al rezo y elevar sus plegarias en vestuarios momentos antes de salir al campo para orar al santo moreno Martín de Porres, lo que retrata una característica de otros técnicos que anduvieron en el fútbol nacional, caso Waldyr Pereyra Didí y Marcos Calderón, que al igual que Mario dirigieron a los morenos de Alianza Lima.

Esto es lo que se sabe, pero probablemente en el país muchísimos más elevaban preces pidiendo buenos resultados.

Peruanos que marcharon a la tierra del tereré y también dejaron huella imborrable: don Carlos Rojas y Rojas que llevó a la selección femenina de básket a la corona del sudamericano 1952 confirmando aquello que “nadie es profeta en su tierra”. Fue un hecho histórico porque se trataba del primer título por equipos de un seleccionado nacional paraguayo, convirtiendo al querido Carlos en un semidios. Tal como se lee.

En una de nuestras visitas a Paraguay año 1981, Perú jugó el sudamericano de voley femenino juvenil quedando detrás de Brasil con una atacante estupenda Luisa Machado. El segundo lugar fue un pésimo resultado. Carlos me citó a la oficina en el centro de Asunción. Me pasó la dirección por teléfono. “Allí me buscas sobre las 10 a.m., entras sin tocar el timbre” me dijo muy resuelto. La “oficina” era un bar ubicado con mesitas en la calle, calle muy transitada donde recibía saludos a granel. El respeto al profesor Rojas y Rojas podía aceptar semejante broma. Lo recordaremos siempre. 

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