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Todo indica que la pandemia en el mundo ha catapultado la posibilidad de realizar sino todas, un alto número de actividades, a través de los procedimientos virtuales que cada día son más extendidos. Educación, administración pública y labores de oficinas, negocios, entrevistas televisivas, conferencias de prensa, en fin, un abanico de asuntos que hace sólo unos meses no soñábamos pudiera así incorporarse al ser humano.
Hoy millones de personas se integran a esta modalidad.Hay cosas que son irremplazables cierto es. Y uno de los rubros más afectados a tal punto que bien podríamos decir que está desaparecido, por ahora, es el deporte escolar.
En nuestro país la Asociación Deportiva de Colegios Religiosos (ADECORE) que ha tenido una gran preponderancia en sus 60 años de vida, se encuentra privada de llevar adelante sus eventos en ocho deportes que movilizan miles de escolares en los centros educativos católicos de Lima y el Callao. Su calendario cada temporada empezaba a fines de marzo y se extendía hasta la última semana de noviembre, con un programa muy ordenado y preciso que consagraba a deportistas listos para ser convocados a los seleccionados nacionales de categoría menores y juveniles.
Pensar en un año como éste sin el fragor de la competencia, donde alumnos de ambos sexos, luego de sus horas de estudios académicos se vistan de corto para activar el fútbol, la natación, el voley, el tenis de mesa, el básket, el atletismo, la gimnasia, el ajedrez, suena extraño y difícil de asimilar. A ADECORE con más de 50 colegios registrados, le han seguido otras organizaciones también a nivel escolar tratando de copiar su exitoso formato. Es sin duda el mejor reconocimiento a ese trabajo tesonero y sensible de formación vía el deporte.
