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Proyecciones, estadísticas, cifras escalofriantes, datos fatales, contagios, pacientes en UCI, otros miles en sus casas, sanados algunos venciendo el virus, especulación de precios, oxígeno que subió mil por ciento, clínicas privadas que hacen su agosto, mientras familias se mueren de hambre porque no hay trabajo, menos asistencia, en fin, de todo estamos viviendo mientras miramos con recelo a quien se cruza por nuestro lado.
Sólo nos queda una muestra que no tenemos en ningún país, por lo tanto, el mundo no tiene la menor idea cuantos millones de lágrimas han derramado millones de seres humanos, angustiados por sus seres queridos, esperando el macabro llamado del hospital anunciando lo que nunca quisieran escuchar, acaso perdiendo toda esperanza de recuperar al abuelo, al padre, al hijo, al hermano, al familiar amado.
Cada día no sabemos si llegaremos a terminar sus 24 horas. Nos levantamos pensando en quienes ya no tienen la esperanza de seguir en la brega porque les llegó la hora. Tu sabes que debes esperar porque no es todavía tu turno, lo único que sabes, por el momento, que no estás en la lista de satanás. La radio y la tele te atiborran de mensajes que el virus está en los mercados, en los paraderos, en la cola de los bancos, en fin, por allí agazapado para inocularse en tu humanidad.
Te insisten hasta la saciedad que te debes cuidar, que no salgas de casa.
Pero no hay forma porque el bolsillo no da para más. Debes alimentar a tu familia y hay que salir a buscar algo más. Te detiene la calle porque la muerte acecha, gente que se ahogó en la puerta de los hospitales, féretros abandonados en la vía, miles que lloran sin consuelo.
Millones de lágrimas que el mundo está derramando sin cesar. Hasta cuándo Señor ??
