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Sorprende de manera absoluta que un líder deportivo, número uno del mundo, admirado por su calidad personal y su trayectoria llena de triunfos, haya podido promover un torneo del cual no sólo él sino otros jugadores de tenis hayan cogido el temible coronavirus luego de no haber tenido el menor reparo de estar desprotegidos al no usar las mascarillas y reirse del distanciamiento social.
Lo inconcebible es que el Adria Tour se haya podido jugar sin protocolos elementales, sin las mínimas normas sanitarias que, al menos imaginamos, el promotor Novak Djokovic y su organización debió invocar para proteger a los jugadores y sus familiares. Acaso por tratarse de Nole y compañía el virus podría perdonarles y pasar de largo por las canchas de juego. Que iluso sería el serbio de tener un pensamiento tan primario.
No creemos que el incidente quede allí porque Djokovic está hoy en el ojo de la tormenta y podría haber echado a perder una estupenda imagen como tenista, lo que aún es muy prematuro determinar, esto se verá en los próximos días. Si acaso el tema se agrava, nos preguntamos que pasaría con los millonarios sponsors que le dan una fantástica espalda y una bollante cuenta bancaria.
Mientras Nole la pasa mal por no guardar la mínima compostura en la pandemia que enluta al mundo, otro astro ya hace mucho rato en el retiro, desconectado de la realidad y exhibiendo imágenes penosas de su conducta personal, incrementa su pasivo cada vez que aparece en medios y redes sociales. No se ha dado cuenta que cada día cava su fosa con mayor celeridad. Alguien es capaz de hacerle entender que nunca es tarde para corregirse?
