PISTAS DE ENSUEÑO

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Hace unos 55 años, acompañando a Lucho Ossio Pastor, un reconocido patriarca del periodismo deportivo nacional y en especial amante especializado del atletismo, ingresábamos al Coloso de José Díaz cuando intentábamos tímidamente hacer realidad nuestros sueños de tomar un micrófono o escribir unas líneas en algún medio, bajamos a la pista de ceniza del Estadio Nacional para seguir las competencias atléticas y estar adentro de la papa como se diría de manera popular.
Junto a otros renombrados de la prensa como Lolo Carrera, Miguel Portanova, Teodoro Salazar Canaval, “Koko” Cárdenas Burga disfrutábamos las competencias con los extraordinarios Fernando Acevedo y Edith Noeding, de la mano de José Luis Pérez Albela, Oscar Canqui, Manuel Consiglieri, Guido di Tella, luego con Carmela Bolívar, Evelyn Jabiles, Moisés del Castillo, José Luis Elías, Ronald Raborg, entre otros, aquellas federaciones con dirigentes laboriosos como el coronel Chumpitazi, Lucho Huarcaya, Ezio Tassi Gaggero, Luis Nieri Galindo, el general Hernán Alzamora García, estábamos horas de horas siguiendo la programación que en papel a mimeógrafo nos entregaban las secretarias de la FPA, enclavada allí en un rincón de la perrera de la tribuna de Occidente Baja. Como ignorar a un flaco alto, de lentes, árbitro de partida, Salazar de apellido, que pasaba por los altoparlantes los participantes y luego los resultados, siempre con voz inconfundible.

En medio de esos avatares, conocimos al almirante Pedro Gálvez Velarde, quien durante décadas fue el presidente de la CSA, advirtiendo que el más grande error fue no instalar una sintética en el primer escenario del país. Siempre recordamos como don Pedro rechazaba la decisión de llevar el atletismo a la Videna, dando la espalda al viejo Nacional de Lima.
Hoy al atletismo está de mantel largo. Con dos regalos del COPAL, una en la Villa Deportiva Nacional y otra en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Dos sendas pistas sintéticas de nueve carriles, capaz de hacernos olvidar el daño infringido por improvisados y apresurados cuando se colocó una de seis carriles en el Estadio Nacional, decisión imperdonable y que la afición del país considera un bochorno.
Pasemos la página. Miremos las cosas positivas que vendrán para el deporte base en el Perú.

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