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Leo una divertida opinión en el diario Clarín de Argentina sobre lo que significa Marcelo Bielsa para el fútbol inglés y más particularmente para el club Leeds que después de 16 años de abstinencia futbolística del más alto nivel, ha vuelto a la Liga Premier para jugar pronto la próxima temporada junto a los grandes del país donde se creó el balompié.
La ciudad se ha convertido en un hervidero tras esa faena.Pese a que leo con regularidad sobre mister Bielsa sabía muy poco. Conocía que su estilo era seguido y copiado por muchos otros técnicos en especial argentinos. Estaba enterado que no ofrecía declaraciones individuales, que era un individuo taciturno, de limitada vida social, que cuando dirigió a Chile con tanto éxito se refugió para vivir en las instalaciones de Juan Pinto Durán, es decir, ciertas cosas muy extrañas pero al final de cuentas el objetivo se cumplía.
Tuve la suerte de estar en los Juegos Olímpicos de Atenas en el 2004 cuando Argentina logró la medalla de oro al vencer a Paraguay por 1 a 0. Bielsa era el director técnico de los platenses. Ingreso a la sala de prensa para oir al entrenador campeón. Quería escucharlo con atención. No había ninguna expresión de alegría en sus palabras, impertérrito, un bloque de hielo. No ví, ni una sola vez, su rostro pleno porque nunca levantó la cara. Estaba enfundado en su buzo y sus ojos miraban fijamente el micro. Salí refunfuñando. Este sí es loco de verdad.
