LA DE ANTES

brunoesposito@telefonica.net.pe

Promociones jóvenes y no tan jóvenes piensan que la radio fue siempre la misma. Podemos decirles que la radio de antes fue una cosa llena de retos y metas cada vez más inalcanzables porque las comunicaciones hacían casi imposible cubrir eventos cuando, por ejemplo, las líneas físicas de telefonía no existían y si acaso hubiera alguna había que extender los cables distancias agobiantes para llegar a ellas.

O en todo caso, cuando algún buen samaritano aceptaba al préstamo de la línea siempre y cuando la radio hiciera la llamada a aquel teléfono para no cargarle el costo de la prolongada comunicación que serviría para cubrir algún evento deportivo que, por su connotación, era mirado por sobre el hombro por los grandes medios pero no así por quienes se fajaban en busca de las noticias de toda índole, sin mirar su estatura o naturaleza.

Había otro ejemplo y se daba con mucha frecuencia. Cuando era necesario trasladar personal fuera de casa, viajar por vía terrestre o aérea para estar presentes de verdad en torneos internacionales con selecciones nacionales o clubes. Allí la empresa estatal de comunicaciones colocaba la línea física y debía uno arreglar por adelantado en efectivo rabioso y/o letras para tener luz verde. Eso ya era una locura sin camisa de fuerza.

Hoy ese agregado maravilloso de llegar primero y ganar por puesta de mano al competidor se ha perdido. El celular nos pone en igualdad de condiciones pero nos lleva a la pérdida del gusto de transmitir “hasta lo que la gente no imagina”. O en todo caso lo que repetía la querida Callao Super Radio combatiendo a los “piratas radiales” que bien apoltronados en sus estudios transmitían todo lo que costaba un ojo de la cara a los verdaderos comunicadores.

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